La ética profesional hace que una persona trabajadora profese lo que este ha aprendido en el transcurso de su vida; no solo el curriculum vitae demuestra los logros y alcances de una persona, sino la persona misma, la cual es un fin en sí mismo, esto porque entrega su vida a lo que sabe y le gusta hacer.
Toda labor que sea realizada por un trabajador tiene dos puntos de vista, el requerimiento pragmático de eficiencia, usa a las personas para conseguir beneficios; y la exigencia ética de eficiencia, toma al hombre como un fin en sí mismo.
Ética profesional: capacidad de trabajar mal o bien, más explícitamente, es la fuerza moral en la cual se apoya lo que profesamos, muestra profesión.
Tres fundamentos éticos:
- Públicamente declarado.
- Públicamente reconocido.
- Públicamente retirado.
El comportamiento moral y el de la ética profesional, es por esencia libre, consciente y responsable de las consecuencias, los códigos morales solo orientan nuestros decisiones.
La ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que se hace, sin tener en cuenta el saber, ya que valen más los actos de justicia, templanza y la responsabilidad y autenticidad.
La ética del trabajo obliga a desear que quede bien hecho lo que se hace.
Ética del trabajo: es un compromiso ineludible con nosotros mismos, de hacer bien las cosas.
Al actuar con la ética del trabajo integro mi quehacer con mi propia vida y la de los demás.
El trabajo no busca primordialmente el sueldo, la ganancia o una remuneración, sino la necesidad de cumplir con el comportamiento con nosotros mismos.
La ética profesional garantiza la serenidad y tranquilidad de ánimo por haber hecho lo que teníamos que hacer.
El ethos de nuestra profesión nos exige actuar sin esperar nada a cambio.